Desigualdad diaria

     A lo largo de mi jornada laboral de hoy me han acusado de denegar una subvención por ser el solicitante extranjero y horas más tarde, por ser el solicitante español. He hablado con una chica a la que van a echar del piso por no pagar el alquiler, porque nadie la contrata con tres hijos pequeños, he intentado explicar a una persona con un nivel educativo bajito qué es la perentoriedad de los plazos administrativos y he inadmitido una solicitud de una persona mayor porque no ha seguido correctamente los pasos de una solicitud telemática. Y sólo ahora que lo enumero soy consciente de la discriminación constante y diaria en la que vivimos y apenas notamos de puro omnipresente.

    Casi marea pensar que si todo eso ha pasado sólo en mi mesa, en todo el Gobierno de Aragón, en toda la Administración Pública, habrán sucedido miles de casos de micro (o macro) desigualdades, advertidos o no. Institutos de la Mujer, Oficinas de Empleo, Servicios Sociales... sólo son los puntos más evidentes, pero las diferencias, las exclusiones, planean sobre el trabajo de cada uno de nosotros, quizá sin que lo hayamos detectado.

    Por eso tendríamos que empezar justo por ahí, por tomar consciencia de todos esos pequeños gestos, giros del lenguaje, actitudes... que marginan o segregan a otros. Porque dudo mucho que ninguno de nosotros lo haga deliberadamente.


    Gracias por este curso.

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